30 septiembre 2015

Jardín El Capricho


El domingo fuimos a conocer este bello lugar: Jardín El Capricho, considerado el único jardín del Romanticismo en Madrid, todo un patrimonio artístico-natural, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1985.
Es un parque de 14 hectáreas, pequeño si lo comparamos con su vecino el Parque Juan Carlos I,  ubicado en el barrio Alameda de Osuna (Barajas), construido en 1787, y es realmente grato recorrerlo. Disfrutar de sus flores de alegres colores -en especial de las Lilas-, árboles centenarios de especies variadas, fuentes, esculturas, estanques, ermita, entre otros, ha sido una ensoñadora experiencia. 





Romántico y Clásico


El diseño del Jardín El Capricho posee influencias del romanticismo francés, inglés e italiano, y a la vez está adornado con estatuas y templetes de puro estilo clásico.
Al caminar por sus adorables senderos nos encontramos con variados lugares de interés, que a mí particularmente me transportaron a un mítico pasado: El Palacete de la Alameda, Plaza de El Capricho, Plaza de los Emperadores, Fuente de los Delfines y de las Ranas, Templete del Abejero, Casino de Baile, Casa Vieja y el Estanque -con sus hermosos patos y cisnes nadando plácidamente- y el embarcadero o "Casa de Cañas" son algunas de las maravillas que podéis descubrir.  



Cada una de estas estancias constituye un fantástico escenario para hacer preciosas fotografías, tal y como lo corroboraban los más de 5 fotógrafos que pudimos ver haciendo especiales tomas.

Sobre una pequeña y verde pradera artificial está mi monumento favorito del Jardín El Capricho: el Templo de Baco, templete ovalado de piedra berroqueña y pavimento de mármol con doce maravillosas columnas estriadas, que sostienen un cornisamiento angular y que tiene en la actualidad en su nicho al Dios Baco. Cuando fue construido, en el año 1787, se llamaba el Templo de Venus, ya que era ésta la escultura central del pabellón, hecha por Mericis en mármol blanco de carrara, está hoy en día resguardada en el pabellón del Avispero



El Búnker del Capricho



Algo que nos resultó sorprendente encontrar en este bonito, romántico y clásico jardín fue un Búnker. Sí, no habéis leído mal: Búnker. Estad atentos en vuestro recorrido y encontraréis  una gran puerta metálica cerrada que dice "Búnker" y es que en efecto, bajo tierra a 15 metros y con 1.500 metros cuadrados de extensión, se construyó en 1937 durante la Gran Guerra Civil de España,  un refugio allí para el personal del cuartel general del ejercito de centro republicano, y aunque nunca llegó a utilizarse, sirvió de ejemplo para los muchos búnkers que se construyeron en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Por cierto, está prevista su próxima apertura al público.



El Jardín El Capricho está abierto sábados, domingos y festivos. Si lo visitan con niños, deben saber que no está permitido el uso de pelotas, monopatines ni bicis dentro del jardín (si los llevan, en la entrada del parque les pedirán que los dejen en un lugar previsto para ello, y podrán retirarlos al salir). Tampoco permiten el acceso de comida (por lo tanto el picnic no podrá realizarse). Hay disponible un aparcamiento muy cercano, aunque no muy grande. Dado el tamaño del parque, tiene una capacidad máxima de 1.000 visitantes. Nosotros al llegar hemos hecho una pequeña fila, y luego de aproximadamente 10 minutos de espera pudimos acceder. Créanme que la espera vale la pena.





Sin duda, volveré en primavera al Jardín El Capricho cuando florecen sus rosales y sus lilas; lo cual me han contado, permite disfrutar de sublimes fragancias. Si ahora en septiembre está lleno de flores, ya quiero ver la maravilla que será dicha estación. También estaré muy pendiente de su próximo cronograma de Conciertos, que solían realizarse entre junio y septiembre, ya que debe ser un encanto disfrutar de buena música en tan hermoso plató.









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